sábado, 30 de mayo de 2009

El Movimiento, la Quietud, y lo Otro

Estoy de exámenes y debería estar estudiando, pero como necesito desconectar un poco aquí va un relato.
Aclaración: Es completamente anti-histórico. Le puse un ambiente de "Rusia a principios del siglo XX" por razones puramente románticas, la única relación entre esa época y el relato es meramente estética.

Un copo de nieve le cayó en la nariz y la despertó. Masha Andréyevna estaba tirada en el suelo frío de un cementerio, con la cara ensangrentada a causa de un puñetazp y los pulmones ardiendo por el aire gélido. Habían arrasado su pueblo. Esas huestes berreantes con llamas en los ojos y muerte en las azadas.

Todo había sido muy rápido...
Estaba tomando samovar con su padre y su prometido, Piotr Ivánovich, en su casa.
Estaban sentados cerca de la ventana, al calor del fuego.
Piotr era tan hermoso y lo quería tanto... quizá un poco mayor para ella, pero eso no importaba. Siempre tenía una palabra dulce en la boca y una caricia cariñosa cuando hacía falta. Su anciano padre estaba pletórico, Masha nunca lo había visto sonreir así desde que murió su madre, a causa de una fiebre voraz e inesperada. Piotr le contaba al señor Andréi alguna anécdota insustancial. Sobre algún cliente, las extravagantes modas que llegaban a Moscú, o algún otro asunto, pero a Masha no le interesaba lo que dijera, le bastaba con el sonido de su voz. Miraba su jardín tras las ventanas, viendo como la nieve cubría ya la tierra con un halo de serenidad, y un cuervo se sacudía la humedad y buscaba refugio.

-¡Oh, Piotr, deja de contar historias aburridas! -dijo con una risita.
-Masha, querida, tu señor padre disfruta con mis anécdotas.
El anciano soltó una carcajada.
-¡Tal vez disfrutar sea un poco exagerado!

Los tres rieron alegremente, y a las tres risas humanas se juntó una risa más artificial, el sonido del cristal al romperse. La risa del anciano se detuvo en seco cuando la azada que había atravesado la ventana se le hundió en el cráneo.
Piotr y Masha se congelaron de estupor, junto con la risa que parecía volverse en su contra, a unos centímetros de sus caras. Luego, sin previo aviso, todo se aceleró y Masha no pudo distinguir qué había sucedido antes y qué después. Unos hombres salvajes entraron en su casa destruyendo todo a su paso, Piotr gritó, Masha lloró y Andréi permaneció mudo. El mundo se destruyó en mil pedazos, y una mole en forma de puño se estrelló contra la cara de Masha, anegando de sangre su vista y de dolor el resto de sus sentidos.
Cuando recobró el conocimiento, estaba tirada fuera de su casa. Su pueblo natal ardía: sus recuerdos, su familia, sus bienes... todo entregado al fuego devorador.
Su amado se debatía con un palo contra cuatro hombres armados.

-¡Huye! - le gritó.
-¡Piotr! -aulló ella, presa del dolor más insufrible.
-¡Vete, yo estaré bien!

Cuando Masha lloró, las lágrimas se mezclaron con la sangre y con sus heridas, provocándole escozor. Corrió lo más rápido que puedo, rezando en susurros por el bien de Piotr y el alma de su padre. No se atrevió a mirar atrás. El mundo se derrumbaba a su alrededor y oía el crepitar de las llamas, los gritos de los moribundos y los alaridos de los salvajes, en un idioma irreconocible. Ella misma comenzó a gritar para no oir como todo se resquebrajaba.
Tropezó y cayó. Mientras se levantaba miró a su alrededor. ¡Oh, Dios mío! ¡Había ido a parar al camposanto del pueblo!
Se encontró de frente con uno de los salvajes, enorme y furibundo. Balbuceó algo en su extraña lengua y la golpeó. Ella cayó de nuevo, y cuando tocó el suelo siguió cayendo... cayendo... cayendo...

El recuerdo de lo ocurrido llegó de golpe a su mente y no fue capaz de soportarlo. Sintió tentaciones de dejarse morir, tendida sobre la nieve fría que calmaba levemente su dolor. Si dejaba que la nieve la enterrara, ya no dolería. Todo sería frío, y al frío lo conocía desde hacía tiempo.

Una parte recóndita de su mente se negó en rotundo a rentirse y se levantó, tal vez quedaran supervivientes. Dio unos pasos vacilantes y vio a lo lejos una figura humana. No parecía uno de los salvajes, y reunió las fuerzas que le quedaban para echar a correr. Según se acercaba, reconoció a su padre con la cabeza vendada.

-¡Padre! -se echó a sus brazos- ¡Pensé que habías muerto!
-¡Hija, hija mía! -la abrazó con dulzura- El médico me vendó la cabeza, no es grave. Piotr también está aquí.
Su prometido salió de una casa y se acercó a ella, sólo con una leve cojera.
-¡Piotr! -se soltó de su padre y fue a besar la mejilla de su prometido.
-¡Masha! -su voz denotaba amor y alegría- ¡Bendito sea Dios, todo ha pasado!
Masha Andréyevna siguió besando la mejilla de Piotr, deteniendo el tiempo. No había pasado nada grave... su padre y su prometido seguían vivos, y probablemente muchos de sus vecinos y amigos. Reconstruirían sus hogares, entre todos podrían hacerlo. A no tardar, volvería a los largos paseos por el jardín con Piotr, a tomar samovar cerca del fuego, a soñar con el futuro...


Masha despertó y vio que la calle del pueblo era una fosa común, que la cabeza de su padre no estaba vendada, y que el rostro que besaba pertenecía al cadáver de su amado.
Apenas sin sentir nada, Masha dejó de respirar voluntariamente mientras la tierra que echaban desde arriba le impedía ver.


¿Demasiado gore?
Dejo un vídeo del Concierto no.3 de Rachmaninoff interpretado por Valdimir Horowitz. Es bastante largo, pero si tenéis tiempo para verlo, hacedlo. Es una de las cosas más bellas que escucharéis jamás:


Fin del comunicado.

2 comentarios:

The Dumb Ox dijo...

Hmmmmmmmm. Bueno, muy bueno. Un final sorprendente y finamente elaborado.
- No entiendo el título.

Feldkhon dijo...

¡Gracias! :D

Con el título quería expresar lo rápido que pueden cambiar las cosas. El paso de la quietud al movimiento y vice-versa. "Lo Otro" es ese estado de movimiento tan rápido que parece que no hay movimiento. Como la rueda de un coche, por ejemplo, que cuando se mueve demasiado rápido parece que estuviera quieta. Creo que es algo parecido lo que le pasa a Masha: pasa todo tan deprisa que es como si el tiempo desapareciera y todo ocurriera en un solo instante.

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