lunes, 7 de diciembre de 2009

Transpapelado

¡Hola, hola!

El otro día, viendo una adaptación a televisión de "La Gaviota", de Anton Chéjof, oí una curiosa frase que dijo este escritor: "Yo escribo para que la gente mire a sus vidas y se den cuenta de lo miserables y deprimentes que son". Qué hombre tan optimista.

Relato:



Una calle soleada de Rouen. Entre la multitud podemos ver a un curioso hombrecillo: Alain Perrineau, burócrata.
De mediana estatura, pasos rápidos y cortos. Viste calzado gris, pantalones grises, chaqueta gris, corbata gris claro, camisa gris, maletín gris oscuro. Lleva un recatado bigote (¿tengo que decir de qué color?) que mueve junto con su mandíbula, en un esfuerzo exagerado por mantener el control de sus pensamientos. Sus labios estirados en una medio sonrisa dicen "me encanta divertirme", mientras que sus ojos dormidos responden "me divierten las cosas monótonas y previsibles". En el centro de esos ojos (grises) las pupilas parecen invitarnos a entrar a los pensamientos de Alain.
Sería descortés rechazar la invitación de unas pupilas, entremos:

Debería recordar bien ese nombre, no quiero provocar un error en el censo. Damien du Mont... Damien du Mont, Damien du Mont, Damien du Mont. Oh mon Dieu! ¿Dónde va tan rápido ese chico? Casi me tira... los jóvenes cada día parecen estar más locos. Vaya, mira esa señorita... desde luego que tiene un buen aspecto. Qué alegrías nos trae la primavera... ¡Daniel du Mont! No debo olvidarlo...
¿Seguro que era Daniel? No... Daniel no... acababa en "en", podría jurarlo.
No había visto nunca este jardín tan exuberante, las magnolias están preciosa.
¡Fabien! Eso es, Fabien. Ya sabía yo que acababa en "en".
Vaya, estos zapatos son demasiado cálidos para un día como hoy.
Qué peinado tan estrambótico tiene esta mujer. Seguramente sea extranjera. Y qué ropa...
Fabien, Fabien, Fabien... no se me olvida.
Desde luego eso no es moda de Rouen ni de Francia, ¡qué peinado tan extraño!
Ah, empieza otro día de trabajo. Archivar, firmar y ordenar. ¡Archivar, firmar y ordenar!

-Bon jour, monsieur La Fleur!

Ah, mi viejecito. Qué haría yo si no me encontrara con este hombre todos los días.


Se sienta en la silla de su despacho y coge la pluma. Con caligrafía esmerada escribe "Fabien du Pont", deja la pluma y sonríe frente a otra jornada de fantástica burocracia.

Mañana, a eso de las tres, Damien du Mont recibirá una agradable sorpresa mientras que Fabien du Pont será conducido a la guillotina.



Fin del comunicado.

5 comentarios:

D'Arath dijo...

Supremo!!! Como siempre, me encantan tus relatos tío!

Sara Mor dijo...

O.O

Tresmasqueperros dijo...

Me encanta. Es de los relatos que más me han gustado.

Bueno, bueno.

Fin del comunicado.

Feldkhon dijo...

@D'Arath: Gracias :-D. Eso es que me lees con buenos ojos xD

@Daguona: :P

@Tresmasqueperros: Me alegro de que te guste :)

The Dumb Ox dijo...

Y yo - que me tomo estas cosas muy en serio - creo que serviría de prueba de que tiene que existir el infierno.
Eso aparte, variado y sorprendente - como siempre. Algo más conciso que los anteriores.
O sea, muy bueno.

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